Lo que voy a relatar se apoya en miles de experiencias de mi propia práctica y de otros autores, y en las cuales no influyen las creencias, la raza ni el conocimiento previo.
No existe la muerte como tal: sólo es un paso entre dos formas de existencia. Vida y Muerte son un continum, las dos caras de una misma realidad, que se suceden sin cesar de la misma forma que la noche y el día.
Para que una regresión sea terapéutica, es necesario que cada vez que se experimenta una vida pasada, se vivencie también esa muerte, con todas las implicancias que conlleva: emociones, atrapamientos, promesas, aprendizaje, mandatos.
Al abandonar el cuerpo físico, la conciencia persiste, y el paso natural es que avance hacia la Luz, una luz maravillosa que no es de este mundo, en donde es recibido con amor por seres queridos ya fallecidos, por ángeles u otros seres de luz.
Al pasar de plano, las almas se perciben como luces, esencia, o con un cuerpo sutil luminoso o transparente, perfecto. La luz viene a ser como un portal que da paso a un espacio de amor, paz y acogimiento, sin importar los errores cometidos: Es el Bardo o Espacio entre Vidas.
Ciertamente, el infierno sólo existe como un lugar creado por la conciencia, muy escaso de vivirse, y sólo en algunos casos en que la persona ha muerto atormentada por la culpa o el odio.
Otra forma de acceder a este espacio es, en lugar de avanzar de una vida pasada, retroceder desde la vida fetal, o simplemente ir directo a través de una inducción.
El Espacio entre Vidas es una instancia de recuperación, de toma de conciencia, de perdón y armonización amorosa. Es frecuente que las personas deseen permanecer allí en lugar de volver a encarnar; sin embargo al preguntárseles si pueden quedarse, todas responden que no es posible, porque aún tiene tareas que realizar para continuar su evolución.
Así llega el momento en que el alma debe preparar el Guión para la siguiente vida. En la experiencia pueden aparecer solos o acompañados por familiares, guías o maestros. Sin embargo, casi siempre reciben ayuda aunque sea telepática.
Es el momento de compensar el karma, no como castigo si no como forma de equilibrar la balanza. Así se eligen o se aceptan los detalles de la vida: familia (padres en especial), lugar, época, Misión de Vida, etc.
Pareciera que en la medida que los seres humanos sean fieles a su Guión y a su Misión, más satisfechos estarán con ellos mismos y con sus vidas.
Sin embargo, puede ocurrir que el destino les parezca injusto y odiosos los seres que les acompañan a lo largo de esta existencia… Pero al rescatar el Guión de Vida cambia esta percepción, al entender por qué y para qué se elaboró.